Es
muy curioso como han ido cambiando, en muy pocos años, las cosas,
dentro del mundo de la comunicación. Aún recordamos el esquema
básico de comunicación, que nos solían enseñar en las escuelas y
que todos eramos capaces de recitar de memoria: un emisor debe
transmitir un mensaje a un receptor, a través de un canal concreto y
por un código, que sea determinado, todo ello, dentro del marco de
un contexto, que debe ser específico. “Por
supuesto, decía la maestra, no podéis olvidar el feed-back,
fundamental para que la comunicación pueda llevarse a cabo”.
Dentro del contexto de la publicidad, este modelo no va a tener valor
en lo que a feed- back se refiere, con el consumidor. Las empresas no
eran capaces de escuchar a sus consumidores y las promesas se van a
evaporar a la misma velocidad, con la que el cliente va a adquirir
sus productos, ya que está buscando el “remedio del siglo”.
Pero, con la llegada de Internet y la web 2.0, la comunicación ha
ido cambiando, de una manera muy drástica. La fragmentación de los
canales y de los medios con audiencias, que están muy divididas, es
ya un hecho y el papel de los consumidores ha conseguido un cariz,
que es completamente diferente, al que estábamos acostumbrados. Y,
en este último punto, nos vamos a encontrar con una reflexión, que
es muy importante, para poder empezar a comprender el Word of Mouth.
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